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Sin desperdicios: Cría de insectos para el futuro de una proteína sostenible

Ubicada a solo 3 metros debajo del Puente de Londres, en la cuarta estación de tren más concurrida de Inglaterra se encuentra una innovadora operación de una revolución agrícola sostenible. No se parece en nada a una granja tradicional: pequeña, urbana y, lo más inusual, en interiores. Pero este espacio acogedor en el centro de la ciudad, que alberga miles de animales, podría cambiar la forma en que vemos la producción sostenible de proteínas.

Y uno podría preguntarse: “¿Qué tipo de sistema de producción podría funcionar en esas condiciones?” La respuesta es la cría de insectos.

Esta iniciativa urbana se llama Entocycle y es creación de Keiran Whitaker. Como ingeniero medioambiental, Keiran vio los beneficios potenciales para los cultivos y la actividad pecuaria que provienen de la producción de proteína de insectos. Así, combinando los procesos inherentes a la naturaleza con tecnologías pioneras, Entocycle accede a un recurso no aprovechado que podría ser clave para el futuro de nuestro planeta.

Su producción gira alrededor de la cría de moscas soldado negras, con las que los guerreros nativos americanos solían limpiar sus heridas luego de una batalla. En cierto sentido, Keiran está haciendo algo parecido en su lucha por la sostenibilidad, ayudando a sanar a la cadena alimenticia con esta proteína alternativa.

Una vida como vocación

Para Keiran, la idea de trabajar por un futuro más sostenible nunca ha sido algo que haya tenido que considerar. Ha estado arraigado en él desde una temprana edad. “Desde que nací he vivido en un hogar en el que reciclamos, hacemos el compost, apagamos las luces o cerramos el grifo”, explica Keiran.

Entrevistado en el podcast AgFuture de Alltech en el 2018, Keiran describió cómo no fue hasta que comenzó a ver el mundo, siendo testigo directo del impacto que los humanos tienen sobre el planeta, cuando se inspiró para actuar.

“Trabajé en el sudeste de Asia, Centroamérica, América del Sur y viví aquí en Norteamérica por un tiempo”, señala Keiran. “En casi todos los lugares en los que he estado, especialmente en el mundo en desarrollo; los bosques tropicales están siendo talados, nuestros arrecifes de coral están desapareciendo, ni siquiera muriendo, solo desapareciendo, y nuestras poblaciones de peces ya no existen”.

La cruda realidad de lo que sucedía a su alrededor convenció a Keiran a regresar al Reino Unido y empezar a trabajar. Hoy, solo con energía y determinación, ha sido pionero en una nueva forma de abordar los crecientes problemas causados por el consumo global de proteínas.

Para proporcionar al ganado una dieta nutricional, la actual producción agrícola internacional se inclina hacia la proteína vegetal, como la soja o la proteína de pescado. Pero cada uno de estos recursos naturales viene con un conjunto de problemas particulares.

La producción de soja se desarrolla principalmente en el norte y el sur de América. Y para satisfacer la demanda global, es necesario utilizar tierras de cultivo adecuadas; lo que finalmente conduce a la tala de tierras forestales, incluida la selva tropical. Incluso transportar el producto alrededor del mundo tiene su propia carga de carbono.

El uso de proteínas de pescado también tiene un grave efecto en serie, en lo que respecta a la sostenibilidad. Gran parte de esta proteína se obtiene del kril un recurso que se encuentra en el nivel más básico de la cadena alimenticia mundial. Al usar este suministro, causamos un efecto dominó que resuena en el resto de la cadena alimenticia y con el tiempo causa más problemas para nuestra calidad de vida a largo plazo.

La vida de un insecto

Sin embargo, Entocycle ha descubierto que los insectos son una fuente de proteína más viable, satisfaciendo las necesidades globales sin efectos adversos. Su pequeña granja de insectos propia tiene 6 jaulas de 2 mil moscas cada una. Cada hembra pone entre 500 y 900 huevos, que son recolectados e incubados, y eclosionan en 2 o 3 días. Después de solo 12 días, las larvas crecen hasta parecerse, en palabras de Keiran, “a una barra de proteína de 1 pulgada”. Luego se secan y se trituran. El producto final es una harina que es 55-60% de proteína pura. Entocycle utiliza el 95% de las larvas para la producción de proteínas, el 5% restante se cría hasta la madurez para repoblar la colonia y comenzar el ciclo nuevamente.

Fue esta innovación la que le valió a Entocycle un lugar en el Acelerador Pearse Lyons en el año 2018, creación del recordado Dr. Pearse Lyons, fundador de Alltech. El programa para startups en fase avanzada se desarrolla en colaboración con Dogpatch Labs en Dublín, Irlanda.

El desperdicio es historia

Otro problema que Keiran se propuso abordar, no solo en las prácticas de producción animal, sino a nivel mundial, fue el desperdicio innecesario. Datos de las Naciones Unidas muestran que actualmente estamos desperdiciando 1,300 millones de toneladas de alimentos por año. Esto es algo que Keiran también ha estado abordando desde una edad temprana.

“Si le preguntas a alguien que me ha visto comer, te va a decir que nunca hay comida en mi plato”, comenta. “Así me enseñaron. ‘Acaba todo lo que hay en tu plato porque toda esa comida tiene mucho esfuerzo puesto en ella’”.

“Entonces, si vas a la historia de fondo (botar lo que hay en tu plato o malgastar en la tienda de alimentos), ves que es tan complejo el trayecto de esa comida, que al final eres tú quien termina tirando ese 30% que es lo que estamos haciendo a nivel mundial; algo simplemente horrible”, sostiene.

Con estos problemas en mente, Keiran empezó a buscar una solución que no solo satisficiera la necesidad de proteínas de la agricultura mundial, sin dañar el planeta; sino que también pudiera ayudarlo. Así que buscó inspiración en el mundo natural y lo que descubrió fue una forma no solo de establecer una fuente de proteínas interminable, sino de hacerlo de una manera libre de desperdicios.

“La naturaleza no tiene ningún desperdicio”, explica Keiran. “La manzana cae del árbol, el gusano se la come, el pájaro se come al gusano y esa es la cadena alimenticia. Eso es todo lo que hacemos en Entocycle”.

En vez de manzanas, las larvas de Entocycle se alimentan de residuos de cerveza y café de origen local, trabajando en torno a 1.5 toneladas de desechos en el transcurso de una semana. Y durante el proceso de digerir estos residuos, lo que excretan al suelo podría usarse potencialmente como un fertilizante alternativo según Keiran. Él se refiere a esto como “un subproducto de la naturaleza”.

Un sistema alimentario para el futuro

Si bien la idea de comer insectos puede no ser del agrado de muchas personas, los beneficios son innegables. Entocycle ha desarrollado un sistema agrícola que es realmente sostenible. Es completamente autosuficiente, depende solo de sí mismo para seguir funcionando y no causa ningún impacto negativo en el mundo. Por el contrario, lo único que requiere de nosotros es el material que consideramos desperdicio; y eso se convierte en algo que beneficia al planeta.

Posiblemente el aspecto más importante de este sistema es que puede ser implementado en cualquier lugar y en cualquier momento, como lo demuestra su sede central en Londres.

“Esta tecnología puede ir literalmente a cualquier lado, ya sea a las regiones árticas del norte de Suecia o más al sur en el desierto del Sahara”, dice Keiran. “No importa si hay un fenómeno del Niño o de la Niña, una sequía o una inundación. Podemos producir esto de la misma manera durante todo el año”.

Keiran admite que el trabajo de Entocycle probablemente será utilizado para complementar las técnicas agropecuarias tradicionales, en lugar de reemplazarlas por completo. Pero él cree que el cambio está llegando y que serán empresas como la suya las que abrirán el camino.

“Estamos viviendo una revolución agrícola masiva”, afirma Keiran. “Y me gusta decir que los ingenieros de hoy son los agricultores del mañana”.

 

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