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REPowerEU: La UE reconoce el papel clave de la ganadería europea en nuestra independencia energética

Cerditos pequeños

Con la escalada de tensiones tras la guerra de Ucrania, la UE necesita romper su dependencia energética del gas ruso.


Estos días, los mercados energéticos se disparan, llevando los precios del gas a valores récord, mientras su disponibilidad sigue en manos de las autoridades rusas. Entre los combustibles fósiles obtenidos de Rusia por la UE, el gas es el que más destaca, ya que las importaciones suponen más del 45% de nuestro consumo total. Una rápida transición al gas limpio nunca ha sido tan urgente, tanto para nuestra soberanía como para el clima.


Ante la necesidad de actuar con rapidez, la Comisión Europea presentó la semana pasada, antes de la cumbre de Versalles, la comunicación REPowerEU, la cual representa la segunda respuesta europea a la crisis energética, actualizando, por así decirlo, la tan publicitada estrategia "Fit for 55" del verano de 2021. El objetivo es apoyar la diversificación de los suministros energéticos, acelerar la transición a las energías renovables y mejorar la eficiencia energética en el menor tiempo posible.

El vicepresidente ejecutivo Timmermans, fijó el objetivo de reducir el gas importado de Rusia en 2/3 para finales de año. En este sentido, la solución lógica es pisar el acelerador de las energías renovables, empezando por el biometano y la producción limpia de hidrógeno. Además de duplicar el objetivo de producción de hidrógeno renovable, bombas de calor, energía eólica y solar, uno de los pilares fundamentales de la estrategia es multiplicar por diez la producción de biometano en pocos años. De este modo, la UE puede sustituir el 20% de las actuales importaciones de gas natural de Rusia por una alternativa sostenible, más barata y producida localmente.

 


El biometano, como parte de la producción de biogás, se obtiene por la "digestión" de materiales orgánicos, como el estiércol, los desechos orgánicos o los residuos agrícolas.


Actualmente, la UE produce 3.000 millones de metros cúbicos (bcm) de biometano. La ampliación a 35 bcm, como se ha anunciado, requiere la movilización de materias primas de biomasa sostenibles, principalmente desechos y residuos. Según las cifras de la Asociación Europea de Biogás, la movilización del estiércol del ganado representa el mayor potencial para un aumento sostenible de la producción de biometano para 2030, hasta un 45%.


El 30% de los residuos movilizados de forma sostenible procederían del resto del sector agrícola, mientras que una parte limitada de la futura producción podría proceder de la gestión de nuestros residuos alimentarios (5%) y de las aguas residuales industriales (8%).

En otras palabras, el biometano producido por las explotaciones ganaderas se convierte en una prioridad estratégica en el horizonte de 2030.


Sin embargo, para alcanzar este potencial, tendrá que producirse una revolución silenciosa en nuestras explotaciones.


La Asociación Europea de Biogás calcula que habrá que construir unas 5.000 nuevas plantas de biometano. Este objetivo es factible si tenemos en cuenta que solo Alemania ha construido 6.000 plantas en 9 años. Desde el punto de vista técnico, los expertos estiman que sería factible en los próximos 8 años.


Una solución rápida que también sería más fácil y rentable es equipar las instalaciones de biogás existentes (que representan una producción de 17 bcm de biogás en la actualidad) con unidades de metanización. Uno de los principales obstáculos para la comunidad agrícola suele ser los largos procedimientos administrativos antes de poder instalar esas instalaciones. La Comisión ha anunciado en su comunicación que se esforzará por reducir el tiempo necesario para obtener los permisos.


Lo que está en juego es enorme, y los beneficios para la sociedad podrían ser múltiples. El desarrollo de soluciones de biometano sería rentable, ya que los 83.000 millones de euros necesarios para la ampliación del biometano de aquí a 2030, serían dinero alimentado directamente en nuestra economía nacional. Nos permite producir biometano a un coste considerablemente inferior al precio del gas natural en los últimos
meses, incluso sin tener en cuenta el precio del CO2.


Por último, la producción de biometano y biogás contribuye a reducir la exposición a la volatilidad de los precios de los alimentos. En efecto, el gas se obtiene a partir de una materia prima, colocada dentro de un digestor, un silo para la degradación de la sustancia orgánica. Durante el proceso de producción de biogás, se obtiene un producto rico en nutrientes llamado digestato. Éste puede utilizarse como fertilizante, lo que podría ayudar a romper en parte, la dependencia de las importaciones de fertilizantes sintéticos rusos. Además, el digestato como fertilizante orgánico, evita el uso de gas natural para la producción de fertilizantes químicos, reduciendo la dependencia del gas natural y evitando al mismo tiempo cantidades considerables de emisiones de GEI. Teniendo en cuenta que Rusia es el primer exportador mundial de fertilizantes, con más de 50 millones de toneladas al año, el 13% del total mundial, potenciar el digestato de la ganadería es una oportunidad ineludible.


Una vez más, he aquí otra excelente razón por la que la UE debe preservar su producción ganadera y animal. De hecho, más que nunca, la producción ganadera y animal de la UE debe ser valorada y potenciada como una herramienta esencial para lograr la autosuficiencia energética y acelerar la transición verde.


Para reducir las emisiones y la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles, protegerse contra el aumento de los precios y hacer una valiosa contribución contra el cambio climático, añadiendo un nuevo impulso a los objetivos del Pacto Verde Europeo.


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